lunes, 19 de diciembre de 2016

Ambulantes: Diciembre me gustó, para quedarme


- Ayuntamiento corrupto y comerciantes abusivos, la mancuerna perfecta.

El cáncer del comercio en la vía pública es producto de varios factores, pero tres son los principales: el agandalle, la mordida y el interés político. En los tres están involucrados la autoridad municipal y por supuesto que los ambulantes, la mayoría de los cuales llegaron procedentes de otras partes del país, con un colmillo más que retorcido en eso de invadir los espacios de todos. La técnica es sencilla: asumir una actitud de víctimas y marginados y luego, ya instalados, quitarse la piel de oveja y como lobos hambrientos, reclamar y exigir a las autoridades.

Y el mes de diciembre es la época propicia para que estos vivales logren multiplicarse y así, fortalecer un gremio que, como se ha visto en otras partes del país, al rato será imposible erradicar y es más, se convertirá en un problema social donde al gobierno no le quedará más que doblar las manitas y dejarlos que dispongan de las banquetas a su antojo o bien, destinarles un espacio más adecuado, donde cuenten con todos los servicios, mismo que deberá ser pagado con el dinero de quién creen...claro, el del pueblo.

A diferencia de aquellos sitios turísticos, que se asumen como tales, en La Paz las autoridades municipales se han portado de una manera pusilánime y diríamos que hasta naca, en el tema del ambulantaje y se han pasado a perjudicar al centro de la ciudad, donde poco o nada queda de una identidad o una imagen paceña que pueda impactar al visitantes, salvo por el miadero principal en que se ha convertido. En primera, porque no han tenido la mano firme para actuar y en segunda, porque siguen con ese viejo y desgastado discurso del "capital político" que les representan los ambulantes.

También se argumenta que tienen derecho a ganarse la vida, que son personas que han llegado en busca de un mejor nivel de vida y que se han sumado al desarrollo del municipio. Ah pero eso sí, vaya usted como cualquier ciudadano, a pedir un permiso para abrir un changarrito en su colonia, porque de inmediato lo atoran en el Ayuntamiento con infinidad de trámites y obligaciones, que lo asustan y lo hacen desistir del intento. Aquí el asunto son las tranzas de las "mordidas" que se obtienen de este tipo de comercial informal, que uno, como ciudadano común no pagaría y los votos que generan como gremio, a cambio de darle por la madre a la ciudad.

Actualmente, con el pretexto de la temporada decembrina, se han autorizado más puestos ambulantes en el centro de la ciudad con carácter de "provisional", pero, a quién quiere engañar la autoridad municipal, cuando de sobra es sabido que la mayoría de esos puestos semifijos buscarán quedarse ahí para siempre, a cambio de un buen moche. Así se instalaron los que están Revolución, entre Degollado y 16 de septiembre; los que se ubican en Degollado, alrededor de Modatelas y los que se ubican a un costado de la Coppel y ni se diga de los que se ubican en Ocampo, entre Serdán y Revolución, en la parada de los peseros. Llegaron un diciembre y les gustó para quedarse.

Hoy ya autorizaron nuevos vendedores en Revolución , entre Degollado y Ocampo, por la acera de enfrente de la Coppel y quién sabe en qué otros lugares más. Creo que el derecho a tener un negocio, lo tiene todo el mundo, pero que no sea de pasar por encima de la ciudad. Por qué ese afán de concentrar todo en la zona principal del centro de la ciudad, donde los riesgos se incrementan por la existencia de estos puestos, debido a que la movilidad de la gente se vuelve complicada. Eso amén de que muchos tienen instalaciones eléctricas improvisadas y parchadas, así como manejo de cilindros de gas sin mayor supervisión.


Es lo malo de tener autoridades municipales como la de Armado Martínez Vega, que piensa que con autorizar más ambulantes, tendrán la posibilidad de conseguir más votos para futuras elecciones. O bien, que piensan que con eso se quitan de encima la responsabilidad de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Es lo malo de tener autoridades sin compromiso social, carentes responsabilidad y carácter para asumir decisiones. La muestra es que el gobierno municipal panista de La Paz, nada de trascendental ha tenido y solamente está buscando la manera de obtener más recursos.  Así lo pensaron los anteriores alcaldes y por eso es que actualmente, el ambulantaje está a punto de convertirse en un grave problema, donde quien terminará pagándola será el ciudadano.