- ¿Realmente hemos avanzando en
cultura de la prevención?.
El reciente fin
de semana, concretamente el viernes 30 de septiembre, se cumplieron 40 años de
la llegada del huracán "Liza" a Baja California Sur, que devastó gran
parte de la ciudad de La Paz y ocasionó miles de muertes. Este acontecimiento
tan trágico, que debería ser referente obligado para fortalecer las políticas y
acciones en materia de prevención de desastres, fue de poco interés para las
autoridades locales, que lo han colocado en el estante de las ceremonias
protocolarias, donde solamente se copia y pega el discurso del año anterior, se
coloca la tradicional ofrenda floral y listo, el tema está acabado.
Para las
autoridades estatales y municipales, conmemorar la tragedia del
"Liza" es solamente dar cumplimiento a la efeméride estatal "pa´
que no digan que no nos acordamos". Obviamente el rollo oficial va en el
sentido de que total, actualmente hay mucha cultura de la prevención y de que
la sociedad ya está más que puesta para enfrentar una catástrofe (Ajá!!) o
dicho de otra manera, que los desastres nos pelan los dientes o para ser más
precisos, como dijera el profe Gajón de la Toba hace algunos ayeres "¡que vengan los
huracanes, no les tenemos miedo!". Así de machitos andamos también ahora.
Obviamente que
este desinterés por la enseñanza que pudo dejar el "Liza", es una
muestra de que realmente no estamos preparados para los desastres. Y para no ir
tan lejos, lo vimos recientemente con el huracán "Newton", donde
cinco pescadores perecieron en una embarcación, en un hecho que no ha sido
aclarado. Unas versiones dicen que fue culpa de ellos, por no atracar en Los
Cabos y otras que de las autoridades portuarias, que les negaron el acceso. Recordemos que para zanjar la discusión, el
gobernador Carlos Mendoza Davis dijo, palabras más, palabras menos, que el saldo había sido blanco, porque
esos cinco pescadores no contabilizaban como pérdidas humanas, ya que no eran
de aquí (Baja California Sur). Así de cultos estamos en eso de la prevención.
Algo que las
autoridades no alcanzan a entender, es que no todos los sobrevivientes del "Liza", están vivos todavía o radican en La Paz. Muchos ya fallecieron por el
paso de los años o emigraron a otros lugares. Encontrar testimonios al
respecto, cada vez es más difícil, porque a los viejos no se les haya tan fácilmente y están los de quienes eran niños en
ese entonces, pero las imágenes son difusas por la edad de entonces y los años
transcurrridos. Entonces, hay una nueva
generación de ciudadanos que no están debidamente orientados y sobre todo,
actualizados en materia de prevención. El ejemplo es "Odile" en 2014,
que nadie pensó que pegaría y las complicaciones sociales y económicas fueron severas.
Está generación del "Odile" es la que apenas está empezando a tomar
conciencia al respecto, pero si no ve seriedad en la autoridad, toma lo que
dicta la voz popular.
Curiosamente la
única actividad donde el tema se tocó con profesionalismo, fue en una conferencia
ofrecida por el compañero periodista e historidaor, Elino Villanueva González, autor del libro "El Huracán
Liza", editado por la UABCS, quien actualmente es catedrático de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro), quien lamenta el olvido en que se está
dejando este hecho, que no se le dé la importancia debida y que no haya
existido un seguimiento oficial para aclarar que fue lo que ocasionó realmente la
tragedia del 30 de septiembre y primero de octubre de 1976.
También expone,
que siendo La Paz una zona de desfogue natural del agua de lluvia que cae en la
sierra, se sigan autorizando permisos de construcción en el cauce natural de
esas avenidas. Claro, esa es la pregunta que muchos nos hacemos y que ninguna
autoridad ha podido o no ha querido responder, porque gustan de practicar ese
relajante juego de la pelotita blanca y una mesa con red (ping-pong) y nadie
asume la responsabilidad. Cada que se acerca la temporada de huracanes, se
empieza a hablar de las zonas de riesgo, pero después, todo queda en el olvido.
Ojalá se logre
concretar el proyecto de la licenciatura en Protección Civil en la Universidad
Autónoma de Baja California Sur, porque eso daría pie a que realmente y no por
discurso, empecemos a ganarle terreno a la prevención de los daños a la población
en caso de un desastre y que no andemos presumiendo que somos los "Juan
Camaney" de la protección civil, cuando tenemos arroyos completos tupidos
de casas, por donde, algún día, los caudales de agua reclamarán su pertenencia.
