-Represión
gubernamental en el desfile del 16.
De entrada se pudiera pensar que eran imágenes truqueadas de
la represión de Maduro en Venezuela. Pero cuando aparece el malecón y una que
otra cara conocida, no hay duda, es en La Paz. La agresión policiaca contra estudiantes y
padres de familia, en el desfile del 16 de septiembre, indican que en el actual
gobierno estatal lo que predominará será la intolerancia y la represión contra
quien se atreva a disentir de las imposiciones que surjan desde el palacio de
cantera. Oponerse al cierra de la Casa del Estudiante Sudcaliforniano no es un
asunto de seguridad estatal, sino de un tema que urge sea llevado a debate.
Pero parece que no se quiere entender así.
"Cosas Veredes",
es una expresión
deformada del original Cantar de Mío Cid,
que ni mandada hacer para esta ocasión, ya que su significado actual es algo
así como "lo que hay que ver", porque realmente es increíble lo que
ha pasado con la actitud asumida por la autoridad policiaca ante una protesta,
que posiblemente sería airada, pero que no pintaba para volverse violenta y que
fácilmente pudo haber pasado sin mayores exabruptos. El asunto aquí es que al
parecer, hay quienes desde el gobierno estatal, no están dispuestos a tender
puentes de comunicación, ya que en lugar de eso se aplica la política del
garrote. Vaya retroceso.
Lo que son las cosas, a excepción de los padres y estudiantes
inmersos en el caso, entre la población que no tiene relación directa con el asunto,
pero que está atenta a su desarrollo, hay quienes opinan que el Gobierno del
Estado tiene cierta razón, porque esto de la Casa del Estudiante
Sudcaliforniano en la capital del país, es un esquema ya en desuso, que debe
ser modificado pero no desaparecido, porque para un estado como el nuestro, la
educación superior es uno de los valores primordiales para superar el rezago en
la materia, producto del aislamiento geográfico y el ser un estado
"nuevo".
Si en otros tiempos se hacía necesario contar con ese espacio para los
jóvenes de escasos recursos que querían seguir sus estudios en instituciones de la capital del país, hoy ese formato ya no es viable por la
necesidad de resultados concretos y la optimización de los recursos, además de que la Casa del Estudiante ha sido objetivo del oportunismo de algunos políticos que aprovechaban el espacio para pagar favores, acomodando a los hijos de sus amigos.
Tal vez subsidiar a los estudiantes que demuestren buenos promedios, en
carreras que no existen aquí, sería lo más conveniente, pero el tema da para
mucho más en el análisis y las propuestas, por lo cual se deben escuchar las
distintas opiniones y llegar a un punto coincidente. Un gobierno progresista,
eso haría.
También debe obligarse a las instituciones de educación
superior de la entidad, que se pongan las pilas para promover sus carreras y
recibir y apoyar a esos estudiantes que buscan irse a otro estado y que no tienen los
recursos necesarios para hacerlo. Porque generalmente las universidades, tanto
públicas como privadas, piensan más en la cantidad que en la calidad, porque
la cantidad representa mayores ingresos económicos y la calidad, al contrario,
la salida de dinero para impulsar alumnos con mayor capacidad. Esa es la pata
de la que cojea Baja California Sur, lo que se refleja en un desarrollo
económico y social bastante bajo, por la falta de profesionistas mejor preparados.
Cuando un gobierno es intolerante y para nada acepta que se
equivocó, está de preocuparse. Llama la atención que ni en los peores gobiernos
de la entidad se ha visto tal actitud en contra de ciudadanos, que están
molestos sí, pero que únicamente iban a expresar su inconformidad por algo.
Ahora resulta que entonces los sudcalifornianos tendremos que salir a celebrar,
como ya lo hacen algunos incrustados en el presupuesto, todo lo que diga el
gobierno.

