-El mensaje de CMD, puro cuento.
Dos momentos me llamaron la
atención el reciente fin de semana. Dos situaciones distantes entre sí, pero
relacionadas por un tema común: las narcoviolencia. La primera fue la rueda de prensa-mensaje
del gobernador Carlos Mendoza Davis, que ofreció la mañana del sábado, donde en
medio de la nada que dijo, resaltó el asunto de la delincuencia organizada y lo
complicado que es frenarla. La segunda fue el mensaje por "feis" de
una paceña radicada en Veracruz, donde lamenta lo que ocurre acá, pero reconoce
que allá la cosa esta peor y que ojalá en Baja California Sur no se llegue a
tales niveles.
Empecemos por el principio. Qué
le representó a los sudcalifornianos ese mensaje con motivo del primer año de
gobierno, que emitió el gobernante sudcaliforniano. Permítanme responder: ¡nada!
No significó absolutamente nada, porque si hubo quién se enteró del mensaje ese
mismo día, el que menos, debió ignorarlo, porque realmente aparecer con cuentas
alegres en el ámbito legislativo y buenos propósitos en lo económico y lo
social, realmente no cubre la expectativa de los ciudadanos que mantienen su
lucha en el día a día, por tratar de cubrir los mínimos satisfactores para su
familia, como alimentación, educación,
salud, vivienda y vestido.
Mencionar que los recortes al
presupuesto federal del 2017, afectarán a la economía local o que para atacar al
narco se necesitan recursos, es la manera más fácil de culpar a lo difícil, ante lo mal que nos está yendo, hablando, claro, del grueso de la población, porque
seguramente los incrustados en la nómina estatal, viven su paraíso terrenal. Lo difícil se atribuye a otros; son causas ajenas a la administración
estatal, según se da a entender, como por ejemplo, en el tema de las
narcoejecuciones, donde se argumenta que no es privativo de la entidad, lo
cual es cierto, pero eso de ocupar el primer lugar en incremento de la
violencia, no puede ser cosa de otros.
Ahora bien, por qué el gobernador
salió a dar ese mensaje de "aliento" para los sudcalifornianos. Por
simple protocolo, porque de antemano sabe que los ciudadanos ya están hartos de
palabras y lo que quieren son hechos. Pero los hechos son imposible lograrlos,
cuando no hay voluntad y mucho menos capacidad para asumir el reto, que
heredado y todo, hoy es de su propiedad. Nada se hace y nadie es culpable,
porque se trata de una situación difícil y por lo tanto, no es creación choyera, sino que llegó de rebote y pareciera que de la misma
manera se está esperando que se vaya. O sea, ya valimos.
Y aquí es donde caemos en el
segundo momento. El mensaje por "feis" de esa persona radicada en
Veracruz, que da cuenta de lo mal que les va allá con la narcoviolencia y que
es lamentable que también suceda acá. Ojalá que en Baja California Sur no se
llegue a esos extremos, da a entender en una expresión final. Y es precisamente
esa la gran preocupación de los ciudadanos que nada tienen que ver con esos
asuntos. Que la ruta que ha seguido la ola de violencia en otras entidades,
hasta llegar a increíbles niveles de crueldad, es la misma que está siguiendo
en Baja California Sur. O sea, que si no se actúa a tiempo, no tardamos en
empezar a ver mayor saña y la diversificación de la narcoviolencia, hasta
llegar a niveles en que el objetivo directo sean los civiles, mediante cobros
de piso, secuestros y obviamente que el delito común, que ese ya lo tenemos
aquí.
¿Qué se debe hacer para evitarlo?.
Sistema de inteligencia, dicen algunos; pactar con los grupos que se disputan
la plaza, opinan otros; mayores recursos, quitar a los mandos que no han
funcionado, frenar la corrupción policiaca y así podemos seguirle. Nosotros no
lo sabemos, porque no es nuestra función, pero quienes gobiernan, sí lo saben,
porque son los que tienen el mapa delictivo y se supone tienen la capacidad de
tomar decisiones, aunque lamentablemente hasta el momento no se ha visto.
Por lo pronto, si los recortes al
presupuesto federal y la incapacidad de generar recursos propios, ofrecen un
panorama nada halagüeño para la entidad, entonces pareciera que solamente queda
de dos sopas: o poner tierra de por medio o de plano ponerse a rezar. Creo que
va a ser la segunda opción, porque hasta para salir de aquí se necesita tener
con qué y obvio, las reformas legales y las promesas de más empleos, no compran boletos de avión, ni dan de comer.
Ese cuento ya es viejo. Lo nuevo es cómo demonios las autoridades dejan de
hacerla de cuento.
¿O a poco creen que con la
detención del "Guero Rufles" se acaba el problema? Bueno, ya se dijo en la radio, en esta materia falta mucho por hacer. El asunto es, en cuánto tiempo se resolverá ese "mucho".
