El Gobierno del Estado le está fallando a la gente.
¿Soy yo o siento que los
políticos del "mejor futuro" le están quedando a deber al pueblo?
Desde la cabeza, los desatinos, la cerrazón, los valemadrismos y las
incapacidades, son el pan de cada día. Generalmente los ciudadanos cometemos la
equivocación de esperar que los gobernantes vengan a resolvernos todos nuestros
problemas. Pero estos de plano se pasan, porque la inconformidad ciudadana va
en aumento ante la falta de cumplimiento en lo más elemental, aunque para ellos
todo esto es "pecata minuta" o poca cosa pues y siguen viviendo en el
limbo de que todo va bien y que no hay problema.
Al gobierno de Carlos Mendoza
Davis le está sucediendo algo similar a lo de la administración de Peña Nieto,
que llegó muy decidido con sus reformas para transformar y miren lo que ha
conseguido. De seguir las cosas así, en el gobierno federal tendremos en el
2018 un gobierno panista y en Baja California Sur, tres años después, un
gobierno priista o morepeteperredista, porque ya hasta descontento social se
está generando, cuando se supone que la "buena" educación, la
experiencia de los "buenos" empleos y las "buenas"
amistades del mandatario, le permitirían hacer un excelente trabajo.
A leguas se nota que hoy las autoridades
estatales y municipales andan patas pa´arriba y tienen a la entidad sumida en
un presente incierto, que ya es cosa grave, porque es algo así como cuando una
vieja carcachita avanza por la empinada cuesta y de pronto ya no quiere dar más
y se queda parada, con el riesgo de permanecer ahí por mucho tiempo o bien venirse
pa´trás. Difícilmente podrá continuar su marcha, a menos que llegue un equipo
de mecánicos de Fórmula 1 a repararla. Pero con los que están, va a estar
cañón.
La sensibilidad con el pueblo no
se aprende en las grandes universidades y ni se adquiere en las altas esferas. Eso
se trae de nacencia y no se puede aparentar y mucho menos armar con panfletos,
espectaculares, spots y mensajes en redes sociales. Quienes actualmente ocupan
las principales posiciones en el Gobierno del Estado e incluso uno que otro
estirado de segundo nivel, se sienten soñados y atienden al pueblo como si le
estuvieran haciendo un favor y luego para salir con que no hay recursos o que
el solicitante no está dentro del rango.
No querer escuchar y actuar
arbitrariamente en contra de los ciudadanos, como en el caso de la Casa del
Estudiante en la ciudad de México, sobre lo cual ya fijamos postura, es una
muestra del autoritarismo que se pretende instaurar en Baja California Sur,
algo similar, decíamos, a lo que quiso hacer Peña Nieto al inicio de su gobierno
y que es lo que a final de cuentas lo está llevando a la tumba política. Muchos
de los que votaron por el PAN en el 2015, pensaban que inteligencia era
sinónimo de sensibilidad. Ya se está viendo que no.
Cuando la perra es brava hasta a
los de casa muerde y es que hasta a los panistas y simpatizantes que apoyaron
con todo el proyecto futurista, están arrepentidisimos, porque si no los
corrieron de la chamba, los dejaron ahí pero los traen en friega para que
renuncien, pero eso sí, han llenado de priistas las dependencias estatales,
tratando de minar la ya de por sí alicaída presencia del PRI en la entidad. Hasta pareciera que desde ahora se están
haciendo los preparativos para tratar de que el próximo gobierno estatal sea de
chile, dulce y de manteca, pero menos de morenos rijosos.
En Baja California Sur, la inversión
pública y privada no se está dando; los empleos mejor pagados no llegan al
pueblo (solo a los funcionarios); los ciudadanos no se sienten seguros en su integridad
física y sus bienes; los precios de los productos se elevan cada semana; los
servicios públicos como transporte, alumbrado, seguridad, tránsito y demás, están
del nabo. La gente ya no halla para dónde hacerse. Y mientras tanto, el
gobierno estatal sigue con sus cuentas alegres, felices de que ellos ya
aseguraron su "mejor futuro". Como Peña Nieto, pues.
