jueves, 4 de agosto de 2016

El huracán "Esthela"


*La exalcaldesa ocasiona el olvido de "otros".

Llegó y se desataron las pasiones. Apenas el huracán Esthela tocó tierra en la geografía sudcaliforniana y de inmediato arreciaron las rachas de comentarios y análisis, sobre su actuar en la pasada administración municipal, donde presuntamente hubo actos de corrupción. Muchos ni enterados están del todo, de las presuntas irregularidades de la ahora legisladora federal, sin embargo, se dejan llevar por los desprendimientos nubosos que existen en torno al controversial tema y le tunden duro y sabroso, con ganas de verla en la lona.

Esthela Ponce
La reaparición le llaman algunos, cuando la ex alcaldesa Esthela Ponce Beltrán vino a Baja California Sur a cumplir compromisos propios de su investidura en la Cámara Alta. ¿Qué hace aquí?, se cuestionan, sin embargo, una de las características de los priístas que mamaron del viejo cuño, es que para ellos la vida sigue, a pesar de la adversidad. Ahí tienen a Manlio Fabio, que dejó al PRI nacional por los suelos, pero sigue dando la cara para lo que se ofrezca. Obviamente que quienes pasan por estas circunstancias, tienen que pagar el elevado precio del desprestigio político, dentro y fuera de su partido. Y si se puede, que caigan en la cárcel.

Pero lo que más me llama la atención y levanta mis sospechas, es que Esthela Ponce ha sido tan golpeada, que se ha convertido en la principal atracción de este circo que es la política. Con ello, ha distraído la atención de los cuestionamientos que debieran hacerse a quienes le antecedieron en el cargo y que pudieron cometer igual o peores fechorías de las que se le acusan, incluso, en la pasada administración estatal que encabezó Marcos Covarrubias, porque, ¿a poco fue muy limpio el angelito?. "Péguenle al negro", parece ser la consigna en contra de la ex presidenta municipal y que no se hable más de otras administraciones y de otros controversiales temas del pasado y del presente.

A Esthela se le ve  serena y sonriente, aunque quién sabe como andará su infierno interior. Pareciera que ya negoció su inmunidad legal, porque la inmunidad social, si acaso con el tiempo. Sabe que cosechó muchos enemigos, incluidos algunos que fueron sus amigos y hasta colaboradores. Dicen que se atiborró de poder y que esa fue su perdición. Que a nadie le hacía caso y que se montó en su macho y de ahí no la bajaron. Vaya usted a saber. Su peor pecado evidente, fue habernos heredado al Nacho Monroy.

Para los suspicaces que ya están dudando, debo decirles que no tengo mayor amistad con Esthela, que la de un saludo formal si me la llego a topar en el camino cada venida del Papa. Su administración, por encimita, la veo igual de improductiva y viciada que la de sus antecesores. No hubo gran diferencia con lo que hizo Rosa Delia o Víctor Castro y de ahí para atrás. Posiblemente en uno o dos años más, cuando concluya su labor como diputada federal, en Baja California Sur haya bajado el termómetro en su contra. Igual para entonces, traigan a punta de catorrazos a Armando Martínez y así, el juego político de siempre.

Tampoco sé qué vaya a pasar con eso de la demanda que ha presentado en su contra la actual administración municipal. Igual pega, igual no, pero lo justo sería que si cae ella, que caigan otros, incluso de otros partidos y de otras administraciones que igual, seguramente cometieron muchas atrocidades con el presupuesto público.

Si se le va a pegar al "negro", también se le pegue al azul, al amarillo, al rojo y a todo aquel al que se le demuestre que el dinero público lo utilizó para su beneficio personal, porque esa es una de las grandes asignaturas pendientes que tiene el sistema político nacional. Se habla de mansiones, de negocios e incluso de grandes desarrollos turísticos que surgieron al amparo del poder, de exfuncionarios estatales y municipales.

Entonces, por qué el vendaval es solamente por Esthela. Nada más falta que los del Valle, la culpen de sus tolvaneras. Aquí hay gato encerrado.