miércoles, 3 de agosto de 2016

Diputados de Risa


* Son "cachaelevaditas" de causas perdidas.


Los diputados locales de Baja California Sur están de risa, porque creen que engañan al pueblo con sus posturas de aguerridos combatientes a favor de las causas sociales, cuando en realidad únicamente aparecen cada que rebota por acá algún tema de índole nacional y uno que otro estatal, como los gasolinazos, que ellos se encargan de replicar a manera de discurso "incendiario", que no pasa de ser simple chispita de cuete buscapies, ya que digan lo que digan, sus posicionamientos se quedan en el dicho y nunca llegan al hecho.
Hábiles para la mentira y la simulación, que no sabemos si ya la traen o la aprenden en el Congreso del Estado, los legisladores sudcalifornianos gustan de la postura cómoda que da un micrófono, un salón de sesiones medio vacío y eso sí, ante la presencia de los medios de comunicación, para que repliquen esas posturas "en contra de la injusticia gubernamental", pero que hasta ahí quedan, porque el cometido principal es, salir en la foto y seguir cosechando puntos para la proyección política personal.
Muy lejana esta la posibilidad de que esos diputados que se "levantan en armas" en contra del sistema, por las medidas que atentan contra el pueblo, lo den todo por aquellos ciudadanos a los que representan. Para qué, si con un discurso se cubre el requisito de atender las demandas del pueblo, según ellos.
Dirán que ellos -los diputados- están para hacer y modificar leyes, pero entonces, para que se meten en lo que no les importa, si así fuera el caso, aunque tengo entendido que ellos son representantes populares y están ahí para atender los reclamos de los ciudadanos y darles una respuesta. Pero el discurso fácil,  que muchas veces ni ellos elaboraron, no es una respuesta a la población.
Alejandro Blanco
Por ejemplo, los diputados de ayer en la permanente del Congreso del Estado: Alejandro Blanco Hernández, Camilo Torres Mejía y Joel Vargas Aguiar,  asumieron ese papel de  "cacha elevaditas", al abordar temas que si bien golpean a los ciudadanos, lo que se diga por parte de ello, no tendrá ninguna repercusión, en tanto no se dé una gran movilización social o un reclamo generalizado vía foros, firmas o el medio que sea necesario, para contrarrestar esa afectación.


Fíjese, uno de ellos, Alejandro Blanco, nos da la razón al decir en su pronunciamiento contra el gasolinazo que:"... hace exactamente un mes en una sesión similar, mostraba a nombre de muchos ciudadanos la indignación por el alza que se produjo el mes de julio a los energéticos, hoy este 2 de agosto de 2016 los adjetivos no alcanzan para calificar este nuevo incremento que vendrá a impactar los niveles de inflación..."
O sea, él mismo reconoce que con lo que dijo aquella vez, nada sucedió y que quienes toman las decisiones allá en lo más alto, les importa un carajo lo que opine un diputado local, si no lleva el respaldo de los ciudadanos. Pero el legislador sudcaliforniano va más allá, al decir que a nombre de los ciudadanos, mostraba la indignación por el alza del mes de julio y ya, no propone más, ni siquiera pide un "perdón" al estilo de Peña Nieto, por no haber podido cumplirle a la gente o para ser más precisos, porque nadie lo peló.
Joel Vargas
Camilo Torres
Otro, Camilo Torres, habló sobre las discrepancias en la medición de la pobreza entre el Inegi y el Coneval y el otro sobre las balaceras en La Paz. Pero únicamente exponen lo que ya todos sabemos, pero no se comprometen a más, en parte porque no saben ni qué demonios se puede hacer, pero principalmente porque "que güeva" andar en esos mitotes. Por eso mejor, un discursito bien rimbombante y listo.


 Si los diputados locales saben que sus posturas sobre este o aquel tema, no va a trascender, que quedarán en simples pataleos y exhibicionismo, entonces que no le quiten el tiempo a los trabajadores del Congreso del Estado y que se vayan a sus casas, vía sus jugosos vales de gasolina, esos que les dan a carretadas para que puedan visitar  tranquilamente sus distritos, a fin de conocer el sentir de la gente y defendérla de la crueldad institucional. ¡Futa sí!.