*El calvario familiar, por el regreso a clases.
Aunque ya han transcurrido dos
días de inició del ciclo escolar y está corriendo el número tres, la mayoría de
las madres de familia todavía traen la temblorina de la desesperación e impotencia
que les generó y les sigue generando la compra de uniformes y útiles escolares, cuyos precios
actualmente se han salido de toda proporción y no existe autoridad que pueda
ponerle un freno a este atentado a la economía de las familias, que la sufren
de verdad para poder cubrir las exigencias del mercado educativo. ¿Y la educación gratuita?
Esto lleva a muchos padres y
madres, a privarse de algunos bienes de consumo diario o bien, esconderse del
abonero, porque a estas alturas, muchas casas han quedado en la quiebra
financiera a raíz de este ciclón de gastos que, eso sí, engrosó las cuentas
bancarias de papelerías, centros comerciales, tiendas de uniformes y
zapaterías, que ahora encuentran en los vales de útiles y uniformes escolares
que entrega el gobierno estatal, el argumento adecuado para incrementar los
precios, como si el apoyo gubernamental pudiera cubrir todo el gasto que se
hace.
Sin bien sobre aviso no hay
engaño y que los gastos de inicio de clases, son la crónica de una muerte
anunciada, la realidad es que en Baja California Sur cada vez es más pesada
esta carga para el grueso de la población, considerando que hay más gente
desempleada y salarios que ya no alcanzan para atender todos los requerimientos
de los miembros de una familia promedio, principalmente en un inicio de clases.
Y es que los precios de la antes llamada canasta básica, van como cohete, hacia
arriba a toda velocidad.
Pero curiosamente este es uno de
los temas al que los defensores de las causas ciudadanas, poco o nulo caso
hacen, bajo el argumento de que es un gasto que se debe prever con la
suficiente anticipación. Lo que muchos no entienden, es que difícilmente puede
anticiparse un gasto que no se sabes de cuánto va a ser, porque los vendedores
de uniformes, zapatos y útiles escolares, amparados por el libre comercio,
incrementan los precios como les viene en gana. Ah y prácticamente ponen al
consumidor entre la espada y la pared, porque vendedores son pocos y
compradores muchísimos, así que "o lo tomas o te quedas sin nada".
Además, quién va andar engordando el marranito, si apenas alcanza para el
diario.
Bajita la mano, en este inicio de
ciclo escolar una familia promedio, es decir, que no va a comprar lo más fino y
elegante, se gastó entre mil a mil 500 pesos por alumno, así que quien no vio
televisión en su momento y tiene dos o tres chamacos, debió desembolsar de 4 a 5 mil pesitos, incluyendo la "voluntaria"
cuota de inscripción. El secreto del negocio de uniformes es que se vende por
separado cada prenda y así es más fácil elevar los precios, porque el aumento
es mínimo en cada una, pero ya en conjunto, el alza es considerable, por
ejemplo en el uniforme de mujer que consta de falda, chaleco, calcetas y blusa.
Desconozco si las escuelas llevan
una participación de esta ganancia que le generan a los negocios,
principalmente el de los uniformes, que es más específico para determinado
plantel, pero si no es así, debiera hacerse algo al respecto, porque terminan
siendo las instituciones educativas, las que están haciendo ricos a los
comerciantes de la educación. Tal vez de esa manera se podría eliminar la
controversial cuota voluntaria de inscripción, que esa es otra historia.
Por lo pronto, así como hay
diputados, partidos políticos y organizaciones que salen a pronunciarse en contra
de las playas cerradas, del transporte, del fuero, de las narcoejecuciones, de
los animales y tantos temas que atañen a la sociedad, también deberían
protestar en contra del alza de los artículos y uniformes escolares, porque
este es un tema que parece vedado, cuando la afectación a la economía familiar
es muy grande.
Claro, como la educación es
fundamental en el desarrollo de la familia, eje de la sociedad, los negociantes
de los uniformes y útiles escolares, saben que los padres tienen que entrarle a
como dé lugar, así sea empeñando hasta al perico y entonces para ellos, el "bisne"
está asegurado. Ojalá algún día, al menos un diputado se suba a tribuna para
exigir control en el precio de uniformes y útiles escolares durante la temporada de inicio de clases, porque las
empresas que los expenden, han encontrado su minita de oro, convirtiendo
pequeños negocios en grandes consorcios, gracias a la educación "gratuita".

