Hace unos días leí que el ahora diputado local Juan Alberto Valdivia Alvarado decidió lanzarse por la candidatura a diputado federal del PRI por el distrito 02. Pero léalo bien, actualmente es diputado en el Estado y no lleva ni un año en el cargo. Aquí nuevamente la indecencia de los políticos nuestros, que van por el mundo utilizando los cargos de elección popular como un escalón para llenarse, hartarse, atarrascarse de poder por el poder.
No se si a estas alturas el diputado del Congreso del Estado se acordará de las promesas que hizo en campaña de trabajar en beneficio de la sociedad, de no perder de vista a los funcionarios corruptos e incapaces y que desde el Legislativo sería un auténtico contrapeso a los actos del Ejecutivo. Pues todavía no concluye el primer año de estos cuatro años y medio que fungirá la décima tercera legislatura y el hijo del General ya quiere poner tierra de por medio para buscar otro escaño.
A menos que la sociedad ya no requiera de beneficios, que ya no haya funcionarios corruptos e incapaces y que el Ejecutivo ya no necesite de contrapesos, para que el diputado priísta se quiera retirar del cargo, por el que prometió mucho y por el que ha hecho muy poco. Ahora, se supone que es un representante de la sociedad y que si está ahí es para que funja (o finja) durante el período por el que fue electo y no para que utilice la diputación como una Patente de Corzo para negociar otras posiciones.
Desde luego que todo mundo puede aspirar a un cargo de elección popular y puede manifestarlo en el momento en que se le de la gana, pero si el diputado Valdivia es congruente con lo que dice y lo que hace, entonces deberá considerar lo que estableció en su pasada propuesta en el pleno del Congreso local, respecto a la integración de la Junta de Gobierno y Coordinación Política (aprobada por cierto) de que quien presida este organismo, no pueda ser presidente de la mesa directiva de la legislatura local, bajo el argumento de que debía darse oportunidad a “otros compañeros” a tener un cargo de dirección. Por qué entonces no dejar que otros ciudadanos tengan el chance de buscar una diputación federal. En casos como este es donde surgen esos personajes de la política, que se eternizan en los cargos públicos, porque saben de lo benéfico que es vivir del presupuesto.
En ese tenor, si el diputado Valdivia es tan democrático, por qué no presentar una iniciativa en la que se establezca que quien sea diputado local, no pueda andar de lurio buscando otro cargo de elección popular y menos cuando apenas está empezando su labor y mejor sería que se obligara a los diputados a cumplir con su función atendiendo los reclamos de los ciudadanos y no pasársela encerrado en su partido, elucubrando en cómo darle en la torre al rival.
Además y no se si yo viva otra realidad, pero hasta el momento no conozco méritos de Valdivia Alvarado para pensar que se merece una diputación federal, aunque entendemos que a la Cámara Alta no siempre llegan los mejores. Acaso ya demostró que es una persona capaz, honesta y sensible como para responder a las necesidades de la sociedad. Seguramente podrá salir con el cuento de los políticos de hace años de que “desde la Cámara de Diputados puedo servirle mejor a Baja California Sur”, cuando la misma historia nos ha demostrado que cuando los sudcalifornianos llegan al billete grande que es el Congreso de la Unión, muy poco, si no es que nada, les importan los sudcalifornianos.
Lamentable entonces que por confrontaciones de grupo al interior del PRI, se deje a un lado un compromiso con los sudcalifornianos que no tenemos vela en ese entierro de las broncas partidistas. Este es un nuevo llamado de alerta (otro más) para que los ciudadanos la piensen al momento de emitir su voto y consideren si quieren seguir alimentando la indecencia política que nos abgobia.