El PRI actualmente está de miedo, en parte por lo imponente que se presenta ante sus adversarios, a los cuales saca una considerable ventaja rumbo a la Presidencia de la República, pero también porque con el destape de Kike Kopete en días pasados, volvieron los viejos escenarios del populismo, el corporativismo, el derroche y el avasallamiento mediático, que tanto daño hizo y sigue haciendo a los mexicanos.
En Baja California Sur no cantamos tan mal las rancheras, pues imagínese que José Carlos Cota Osuna regresa a la escena pública, luego de que tras la caída priísta en sudcalifornia en el 99, anduvo de tingo al tango hasta que ligo Senaduría para no volver durante un sexenio y ahora, con más años y mañas, se ubica en un sector estratégico para el tricolor, como lo es el popular o lo que es lo mismo, el organismo mediante el cual se opera para controlar a líderes de colonias y a los más jodidos a fin de obtener el voto.
Sin embargo, si el PRI vuelve a poner en práctica las añejas costumbres, en gran parte se debe a que el partido en el poder o sea, el PAN, no demostró lo que se dijo en campaña, una transformación en la forma de ver y hacer la política, de ahí que al no haber otro modelo al cual hacerle mella, el Revolucionario Institucional ha vuelto a lo suyo, a lo de siempre, que se había desdibujado en los años recientes debido a sus derrotas.
Y eso parece estar sucediendo en Baja California Sur, donde los prehistóricos quieren volver y ya por ahí suenan los de siempre que andan en busca de un hueso, sabedores de que si se logra la grande, las posibilidades de triunfo en sudcalifornia son elevadas. Y también aquí se abre la posibilidad para ellos, porque quienes estuvieron antes, no ofrecieron algo diferente y es más, hay quienes consideren que los perredistas fueron más descarados y voraces que en los “mejores” tiempos del PRI, al momento de hacer uso indebido de los recursos.
Por eso es que el PRI da miedo, tal vez no tanto en Baja California Sur, pero si mucho en la escena nacional, dado que aquí tienen un duro trabuco con el neopanismo, alguno del cual es expriísta y otro es experredista-expriísta o sea, del mismo cuño pero remasterizado, con la capacidad de superar lo que el origen le dotó, ya que el azul solamente es la cobija con la cual pueden taparse del frío de la temporada. Ya luego se la aventarán a sus legítimos propietarios y seguirán su camino.
En el ámbito nacional, escuchar un discurso de Kike Copete, es escuchar a Carlos Salinas de Gortari, a López Portillo o Luis Echeverría o sea, las promesas de siempre para los problemas de siempre. Los encuentros masivos del priísmo en torno a su figura emblemática del momento, es como aquellos años en que se rentaban cientos de autobuses, se acarreaba a miles de trabajadores, campesinos, habitantes de las colonias y rancherías, se elaboraban mantas y pancartas con loas al partido y al candidato, que se repartían a discreción y se dotaba de tortas y refrescos a la plebe, así como dinero y vales a los líderes, para aparentar una superioridad ficticia, como lo fue durante tanto tiempo su sistema de gobierno.
Hoy ese partido está cerca de retornar para “arreglar” el tiradero que tienen los panistas, porque el PAN no da trazas de por dónde pueda competir, ya que de los tres precandidatos que trae, no se hace uno. No creo que el PRI vaya arreglar las cosas, como tampoco creo que lo pueda hacer algún otro candidato, mientras persistan en México leyes arcaicas que ni así se cumplen y los acuerdos obtusos para favorecer a unos cuantos. Lo que sí se logrará es un grupo de ricos que será más rico en ramos como transporte, comercio, comunicaciones (telefonía, radio y televisión), construcción, turismo, agricultura, industria, etc., mientras al pueblo sólo le tocarán las migajas de siempre.


