viernes, 21 de octubre de 2011

Caso Jonathan, Juventud Peligrosa

Para los familiares y amigos involucrados en el caso Jonathan, este es un día de felicidad. Para la sociedad paceña, es un día de tristeza, porque un grupo de juniors estarán nuevamente en la calle, causando desmanes y poniendo en riesgo la integridad física de ciudadanos y todo porque sus padres poco cuidado les ponen, respecto a sus francachelas y excesos, principalmente nocturnos.
Si bien puede argumentarse el aspecto legal para poner en libertad a esos jóvenes, que en marzo del 2010 se vieron involucrados en el asesinato del joven abogado Jonathan Hernández Ascencio en un bar del malecón paceño, la realidad es que eran conocidísimos por sus actos de prepotencia, altanería y agresividad en antros y fiestas donde abundaba el alcohol y muchas otras cosas que enervan el cerebro.
Pero no fueron y ni son los únicos. En el malecón de La Paz, principalmente durante los fines de semana por la noche, hay grupos de individuos de entre 15 y 30 años de edad, la mayoría de ellos de posición económica acomodada, cuyo único propósito es perder los sentidos lo más que se pueda y causar problemas a los demás, en un desquiciamiento total que nos habla del posicionamiento que tiene la juventud en nuestros días.
Lamentablemente no hay leyes para castigar a los jóvenes que incurren en estas fechorías, salvo la amonestación policiaca y la sanción económica, que es pecata minuta para sus padres, que por lo general se indignan de que los “mugrosos asalariados” que son los policías, se atrevan a poner sus sucias manos en la fina piel de sus vástagos.
Sabemos que durante los fines de semana, la zona dorada de La Paz es el sitio propicio para la diversión y el entretenimiento de propios y extraños, principalmente los jóvenes, pero una cosa es el baile, el grito, el cachondeo y por qué no, la borrachera y otra muy diferente es tener como sistema la agresión hacia los demás como una manera de descargar, no sé, tal vez traumas o conflictos emocionales que se traen desde la casa.
En el caso Jonathan por supuesto que se lamenta la muerte de un prometedor joven, que no era conflictivo ni borracho, pero como a muchos, le gustaba la fiesta y la reunión con los amigos. Pero el caso también debiera servir de ejemplo para los padres y las autoridades, sobre el peligro en que se encuentran inmersos sus hijos, ya sea que se conviertan en agresores o bien, que sean víctimas de quienes van al malecón con el fin de pelear.
Por más que se diga que hay leyes, que hay pláticas para padres, que existen instituciones para atender a los hijos descarriados, poco hay para las mamás y los papás que se desatienden de los hijos y permiten que anden causando desmanes. Sabemos que eso no sería la solución de inmediato, porque para empezar, difícilmente un padre aceptará su responsabilidad y acatará disposiciones para corregir la atención a sus hijos. Sin embargo, por algo se debe empezar.
Una vez se propuso establecer toque de queda para los menores de edad y se tildó de loco a quien lo dijo, que es el actual secretario general del Ayuntamiento de La Paz, doctor Oscar Francisco Martínez Mora. La idea no es descabellada, porque realmente son muchas las cosas graves que suceden en el malecón y otras partes de la ciudad y que son ocultadas por autoridades, cuando en ellas se ven involucradas personas relacionadas con políticos o personas reconocidas en el ámbito del poder. Mientras permanezca la indolencia y el proteccionismo hacia los jóvenes, la sociedad seguirá estando en grave peligro.