*El debut como "standupero" del gobernador durante su Cuarto Informe.
En
pocas palabras podríamos decir que el gobernador Carlos Mendoza
Davis aprovechó la arropada azul que le dio su cuarto informe, para
mandar el mensaje al líder de la cuarta transformación, el
presidente López Obrador.
Sintiéndose
como peje en el agua entre los aplaudidores del “mejor futuro”,
el gobernante sudcaliforniano no se anduvo con rodeos, y advirtió al
presidente, que podría recurrir hasta a la vía legal para que en
Baja California Sur también baje el IVA y el ISR, como en la
frontera norte.
Y
las atronadoras palmadas no se dejaban esperar, algunas veces hasta
de pie, cual torero que ha hecho una gran faena o para estar más a
tono, como cuando los artistas han interpretado una gran obra de
teatro en el escenario.
Porque
a final de cuentas la ocasión se prestaba para la foto, para las
portadas y por supuesto, para la apuesta al olvido y culpar a otros.
Por
eso, el inquilino del Palacio de Cantera se fue con todo al exigir un
trato justo en las participaciones federales, luego de decir que el
gobierno de AMLO le ha quitado 2 mil 500 millones pesos del
presupuesto: 2 mil 200 en 2019 y 300 para el 2020.
El
sábado 9 de noviembre, al medio día, toda decisión política en la
entidad, no tenía más origen que el Teatro de la Ciudad, donde se
encontraba concentrada la crema y nata de la grilla sudcaliforniana,
para asistir al evento político del año…el informe del
gobernador.
Ahí
estaban reunidos moros y cristianos o morenistas y prianistas o
chairos y fifís. Obviamente eran más los azules, en su mayoría
funcionarios de primero, segundo y hasta tercer nivel del gobierno
estatal. Estaba algunos despistado del gobierno federal y muy
poquitos municipales.
Pero
el 90 por ciento de la trinchera estaba bajo control azul.
Terreno
disparejo para los marrones, así como cuando AMLO llega a la Cámara
de Diputados o al Senado o realiza sus actos públicos y avasalla a
los otros colores.
Una
nueva manera de hacer política, cuando desde las instituciones se
lanzan los Tomahawks para minar al enemigo político.
Por
eso el gobernador se dió vuelo y apuntó que los abrazos y el perdón
deben ser para las víctimas y no para los delincuentes, en alusión
a la política de seguridad que implementa el gobierno federal del
“abrazos no balazos”.
Mencionó
que actualmente se vive un federalismo atrofiado y que Baja
california Sur es damnificado de esa situación.
Retumban
las focas blanquiazules, ataviadas en su mayoría con el uniforme del
sexenio: guayabera blanca, como palomitas que no cruzaron el pantano,
porque para eso tienen a quien mandar para que lo hagan.
Pero
curiosamente el mejor aplauso se lo llevó el excandidato
presidencial José Antonio Meade Kuribreña, el mejor amigo de los
sudcalifornianos en este sexenio, porque si es amigo del gober, es
amigo de todos, según se quiere dar a entender.
Un
informe de gobierno sui generis, donde las sorpresas no se hicieron
esperar. Hasta los gobernadores invitados se sacaron de onda y no
dude que ellos también lo apliquen para la próxima entre su gente.
¡Pobres!
Muy
diferente este gobernador al de su primer informe. Hace cuatro años
estaba nervioso y carente del dominio del escenario. Hoy le hace al
sarcasmo, a la poesía y hasta debuta como standupero.
Como
cuando explicaba los niveles de crecimiento económico, empleo e
ingreso promedio en Baja California Sur y nada más para calentar el
brazo, aclara que esos datos son oficiales “porque conste, yo no
tengo otros datos” y las risas y aplausos no se hacen esperar.
Peor
tantito cuando exclama al borde del paroxismo, que a la delincuencia
se le combate con toda la fuerza del Estado. Mi vecina de butaca,
Cristy Medina, me comenta “tengo miedo que se infarte”.
Mientras
en su asiento, el “Puchas” Víctor Castro Cosío, el delegado del
gobierno de AMLO en la entidad, se reacomoda en su asiento. Está
junto al exgobernador Narciso Agúndez Montaño, quien quiere volver.
Luego
al hablar del malecón, el gobernador se pone medio poeta al expresar
que “ahí donde las nubes…” y no sé qué más y varias miradas nerviosas se cruzaron entre el público en señal de “qué pex con mi gober”,
pero el susto pasa en cuestión de segundos.
Al
final, ya casi de salida, le vuelve a embarrar en la cara a los
diputados locales que votaron en contra de su Ley de Movilidad, que
deberán asumir ante la historia su decisión y que se avecinan
tiempos difíciles, debido a decisiones económicas tomadas desde la
política, que están llevando al país a una contracción.
De
pronto, la sorpresa del día. El formato del informe tradicional se modifica,
cuando Carlos Mendoza abandona el atril desde donde había dado su
discurso y se mueve al centro del escenario, con micrófono
inalámbrico.
Se
pase de un lado a otro hablando de sus logros, con un control total
de la situación, auxiliándose pocas veces de las pantallas y hasta
le mete jiribilla al asunto para mantener la atención del respetable,
como cuando dice “les hablo de huevos” y las risas no faltan,
pero él según ataja con un “estoy hablando en serio” que nadie
le cree, solo hasta que explica que los hoteles cada vez consumen más huevos sudcalifornianos.
Pero
el show continúa, porque luego pregunta “conocen a la Greñuda”
y nuevamente los mal pensados echan a volar la imaginación, cuando
estaba hablando de un racho productor de quesos.
Y
así se la lleva el gober desde su reducto, donde hace pasar a sus invitados,
aquellos que “ya viven el mejor futuro”, quienes terminan
formando un semicírculo a su alrededor, como para demostrar cuál es
su fortaleza.
En
términos generales, el cuarto informe del gobernador Carlos Mendoza
Davis, pareciera estar siguiendo el nuevo esquema impuesto por el
presidente de la República: contra los adversarios políticos,
bombazos, no abrazos.
Pero
mantiene la gastada esencia de que los informes son solamente la
encerrona de un club de amigos e incondicionales, para escuchar lo
que quieren escuchar, que ya saben de qué se trata pero hacen como
que no, para aparentar lo aparente de un entorno tan real como
ficticio…tan útil para los aprovechados, pero tan inútil para los
necesitados.
La
demagogia y el falso discurso parece que será cosa del pasado y
ahora los gobernantes se cantarán el tiro a lo derecho; sin tapujos,
sin diplomacia, sin sustancia y eso, quién sabe qué resultados
pueda traer a los ciudadanos, que mientras tanto, siguen a la espera
del mejor futuro y de la cuarta transformación.


