lunes, 4 de diciembre de 2017

2017, Negra Navidad

+ En Navidad, moños negros por moños rojos.

Instalaba las luces navideñas en casa, cuando me enteré del asesinato de los tres policías en la zona del malecón, el sábado pasado por la tarde. Me agüité.
La emoción prenavideña se vino abajo. De por sí, en estos tiempos, uno se afianza a estas fechas para no pensar en lo que está sucediendo. Pero parece que no se puede.
La mirada supervisora de mi hija de 9 años, que coordinaba mis pésimos oficios de chalán en la instalación de los adornos de la temporada, me volvió de mis cavilaciones. Pero ya nada fue igual, aunque lo traté de disimular.
Pensaba que difícilmente se podrá hablar de una Blanca Navidad. En los hogares que en estas fechas no tendrán motivos para celebrar, como seguramente sí lo tuvieron el año pasado. Hoy falta algún miembro de la familia, que fue abatido por las balas de la violencia que azota a Baja California Sur.
Ya hasta parece ocioso escribir cada que un atentado de estos ocurre. Sin embargo, se siente la necesidad de hacerlo, ante la impotencia por tanta sangre derramada.
Obliga teclear ante la computadora, el pensar en la soledad de quienes no tendrán árbol de navidad en la sala. Que ya no estarán quienes apenas el año pasado, disfrutaron ahí con hijos y seres queridos, esta época que debiera ser de paz y armonía.
En esta ocasión, en lugar de moños rojos, habrá moños negros en las puertas de muchos hogares. Y Santa no aparecerá y si lo hace, será solamente para cubrir las apariencias ante los más pequeños, que ninguna culpa tienen de lo que hacen algunos adultos.
En lugar de pedir posada, se exigirá justicia. Los regalos se abrirán, entre amargas risas que llorarán por dentro. La noche de paz sonará al tableteo de las R-15.
A pesar de todo, el desanimo y el dolor de la tragedia, no debe ser motivo para claudicar como sociedad. Hay un luto colectivo,  sí, como también temor y zozobra, pero la fortaleza como sociedad no debe perderse.
Y es que, al parecer, ya no queda de otra.