- Patronato del Estudiante, becas a la suerte y a
conveniencia.
Ante tantas desilusiones que ha sufrido el pueblo de parte
del gobierno, no pocos se hacen la pregunta sobre qué conviene más, un
gobernante rico o un gobernante pobre. Se analiza que un gobernante rico no tiene
necesidad robar y hace más trabajo a favor de los ciudadanos y que un
gobernante pobre, ante la necesidad que tiene, resulta un raterazo de primera.
La conclusión generalizada es que ni lo uno ni lo otro, porque sale tan malo el
pinto como el colorado. Lo que sí es que un gobernante que ha llevado una vida
desahogada y sin carencias, tiene menos sentido social y difícilmente puede
entender las necesidades de los demás. Una muestra está en el Patronato del
Estudiante Sudcaliforniano.
Resulta que esta institución, conforme pasa el tiempo pierde
más su sentido de apoyar a los más necesitados y se cofunde en una maraña
burocrática, donde las becas se asignan más a la suerte, como en una ruleta y
no tanto por la condición socioeconómica. También es a conveniencia por
amistades y compromisos políticos. En ocasiones, un simple sello del interesado
o el no contar con Internet, puede dar al traste con el pretendido apoyo
económico que se busca. Para una trabajadora del Patronato de apellido Jáuregui,
estas situaciones son lo de menos, porque seguramente ella, como la mayoría de
sus subordinados, no deben tener problemas para conectarse al Facebook y máxime
si quien paga el acceso a las redes sociales, es el gobierno.
Lo anterior lo menciono porque me tocó conocer del caso de
una estudiante de secundaria, de escasos recursos pero con excelentes
calificaciones, que tuvo la necesidad de cambiarse de escuela porque en la que
había cursado el primer año, los profesores fallaban mucho a clases y el
ambiente era demasiado pesado por problemas de indisciplina de los alumnos, al
grado de que los pleitos eran frecuentes, al igual que las
"pinteadas". En ese plantel ya contaba con una beca y esperaba que se
la refrendarán en la otra escuela. Acudió con su madre a las oficinas del
Patronato, cosa que no es nada fácil porque tuvieron que tomar dos camiones de
ida y dos de vuelta, hasta Fidepaz.
Cuando llegaron al lugar, se encontraron una oficina
desorganizada y con serios problemas de comunicación con los usuarios, ya que la
mujer de apellido Jáuregui les recriminó que todo mundo sabía que los trámites
se hacían por Internet y cuando la madre de la solicitante le hizo ver que no
contaba con ese servicio, la susodicha le lanzó despectivamente: "¡cualquiera
tiene diez pesos para pagar un Internet!". Esta señora ni se imagina que
para muchos ciudadanos, diez pesos pueden hacer la diferencia entre comer y no.
Claro, ella seguramente nunca ha padecido estas carencias.
Se entiende que la modernidad tecnológica obliga a estar más
o menos a la par de estos avances, que cada vez son más una necesidad, porque
ya son parte esencial en la realización de muchos trámites oficiales, sin
embargo, también debe entenderse que estas nuevas formas de comunicación
todavía no están al alcance de todos, principalmente para los que menos tienen.
Pero lo que no se vale para nada, es la respuesta de una servidora pública,
cuyo sueldo lo pagan las contribuciones que muchos ciudadanos hacen. Obviamente
que esta señora no tiene ni la más mínima idea de lo que pasa en un hogar donde
la preocupación inmediata no es qué vestido de marca comprar, qué smartphone regalarle
a la hija que estudia en un colegio de paga o en qué restaurante cenar con las
amigas. Esta "servidora pública" para nada sabe que un ciudadano que
busca la migaja gubernamental, tiene como preocupación principal en la vida, si
tendrá para comer ese día. Pero para los ricos del gobierno, la pobreza es
inconcebible y hasta un insulto.
Se sabe que en el caso de las becas, hay solicitantes que
buscan pasarse de listos y hacen trampas para obtener el beneficio oficial, sin
embargo cuando el caso es evidente, de que ya se contaba con la beca, que las
calificaciones son buenas, que no hay problemas de conducta y que la necesidad
es mucha, por qué someter la resolución a un escrutinio tan burocrático y lo
que es peor, a la humillación de las personas que por su condición social y
económica, pareciera que son ciudadanos de segunda, que no tuvieran derecho a
aspirar a mejores niveles de vida.
La conclusión del caso de esta excelente estudiantes es que
el ciclo escolar está por entrar a su recta final y todavía traen dando vueltas
la solicitud de esta joven alumna, todo porque le argumentan que los resultados
se dieron a conocer a través del Internet y si no los checó a tiempo, no es
problema del Patronato, además de que la hoja de registro en la otra escuela,
no llevaba el sello oficial del nuevo plantel donde ya estudia y pues, el
trámite se tuvo que retrasar y como la solicitud entró de manera extemporánea
"a ver que se logra resolver" y en esas están.
Por aquellos que piensan que un gobierno de ricos, puede dar
mejores resultados a los pobres, no se crean, porque no todo lo que brilla es
oro.
